Guía turística Dubrovnik soy yo, Marina Missoni Barišić. Desde 2002 trabajo como guía licenciada. Tengo la suerte de vivir aún en el casco viejo de Dubrovnik. Por lo tanto, la ciudad es mi despacho. Así puedo verla en todos sus momentos.
Guía, profesora, madre, ama de casa
Empecemos del inicio. Nací en 1979 en Dubrovnik. Era una tarde de agosto y hacía mucho calor. Pasé la infancia tranquila en mi ciudad. Jugaba con los amigos y corría por las calles del casco antiguo. Vivíamos en nuestra casa cerca de la calle principal. Cuando mis padres trabajaban, pasaba mucho tiempo con la abuela y la tía abuela. Me contaban cómo era la vida cuando ellas eran niñas. La tía abuela me enseñó algo de italiano. Entonces había muchos turistas en Dubrovnik también. Desde pequeña me gustaba escuchar varios idiomas que oía por las calles. Unos tiempos más difíciles empezaron en 1991. Aquel año empezó la guerra en Croacia. La ciudad fue muy dañada. Afectó mucho nuestras vidas también. Sin embargo, sobrevivimos.

Cuando terminé la escuela media en 1997, me fui a Zágreb, la capital de Croacia. Allí me inscribí al estudio del idioma español e italiano en la Facultad de Filosofía y Letras. Terminé mi carrera universitaria en 2003. Desde entonces soy profesora de español e italiano. Siempre pensaba que trabajaría en una escuela.
En 2002 ya era mejor. Los turistas empezaron a volver a Dubrovnik. Mi primer contacto con el turismo fue cuando, aquel año, una agencia local me empleó como guía para acompañar grupos. El mismo año aprobé el examen para ser guía oficial. Ahora trabajo como guía turística libre. Me contratan las agencias o clientes individuales.
El resto del tiempo soy la madre feliz de cuatro hijos varones. Ya suponen, no me aburro. Muy a menudo encuentro a alguno de ellos mientras paseo con los turistas. Normalmente no me hacen caso. Siguen jugando tranquilos con sus amigos.
Guía turística ¿por qué?
Nunca he pensado de ser guía turística. Claro, porque cuando tuve que decidir qué estudiar, los turistas estaban aún muy lejos de llegar. Sin embargo, cuando empecé a trabajar, me gustó mucho.
Durante los años me iba enamorando del trabajo de guía de turismo. Quizás porque es la combinación perfecta de las dos cosas que me gustan más – los idiomas extranjeros y la historia. Pues el amor ha persistido hasta ahora cuando ya llevo dos décadas trabajando como guía turística en Dubrovnik. Muchas veces me preguntan: “¿Pero, te aburres contando siempre las mismas cosas?” No, porque las cuento cada vez a otras personas. Además, las cuento en distintos idiomas – español, italiano, inglés, portugués, francés y, al final, croata.
Cuando alguien decide de visitar mi ciudad, me siento orgullosa. Cuando los turistas se sienten bien en Dubrovnik, estoy contenta. Al final, si vuelven contentos a sus casas, nos queda un recuerdo feliz.